«Cuánto misterio» hay en todo, como leemos en el poema Invierno:
"... Oigo también mi respirar; y casi,
con extrañeza grande de estar vivo,
mi propio corazón. Cuánto misterio
surge si suspendemos totalmente
cualquier actividad y nos abrimos
al ser que somos y a la realidad
que nuestro alrededor nos da con creces.
Cuánto misterio en esta casa sola,
en esta tarde, en mí que la contemplo,
en las horas que han ido oscureciéndose
y en la noche que llega".
Eloy Sánchez Rosillo, Oír la luz, Tusquets Editores, 2008, pp. 41-42
lunes, 5 de diciembre de 2011
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