domingo, 5 de mayo de 2013

Comparemos estas dos madres...

Más sobre María y la Iglesia, ambas madres:

"¡Alégrese en este día la Iglesia de Cristo, que a semejanza de la bienaventurada Virgen María se encuentra enriquecida por obra del Espíritu Santo y se convierte en madre de una progenie divina! ¡Ved cuántos hermanos, que se unen a otros muchos, os da en esta sola noche su seno virginal y fecundo! Comparemos, si queréis, estas dos madres, cuya maternidad fortalecerá nuestra fe.

El Espíritu cubrió a María con su sombra, y su bendición hace lo mismo con la Iglesia en la fuente bautismal.
María concibió a su Hijo sin pecado, y la Iglesia destruye todo pecado en aquellos que ella regenera.
Por María nació Aquel que estaba en el principio, por la Iglesia renace el que pereció en el principio.
La primera ha dado a luz para pueblos numerosos, la segunda da a luz estos pueblos.
Una, permaneciendo virgen, nos ha dado a su Hijo; otra, por este Hijo, que es su Esposo virginal, no cesa de dar a luz..."

De un Sermón de Pascua atribuido a San Cesáreo de Arlés.

Día de la Madre... Iglesia

Hoy celebramos el día de la madre. Estamos además comenzando el mes de mayo, tradicionalmente dedicado a María, Madre de Dios y madre nuestra. Recojo este precioso texto de Gertrude von le Fort, en que describe la maternidad de María, que se prolonga en la maternidad de la Iglesia:

"En el momento en que María parece haber acabado completamente su vida de madre de Cristo, se convierte en realidad en la madre común de todos los cristianos. Y entonces tiene lugar por segunda vez el saludo del ángel: ¡Todas las generaciones te proclamarán bienaventurada! María ya no será nombrada más en el Evangelio, pero los Hechos de los Apóstoles nos la mostrarán en la actitud en que la pintará más tarde el gran arte de Occidente, reunida con los discípulos en Jersusalén para esperar la efusión del Espíritu. En María, al pie de la cruz, se había realizado por segunda vez la bendición de la salvación evangélica; en la mañana de Pentecostés, por segunda vez, ella es visitada por el Espíritu Santo. La Madre de Cristo se convierte en la gran figura materna de la Iglesia-Madre".

Gertrude von le Fort, La Femme eternelle, p. 149.