A vueltas con la vocación, con la llamada de Dios. Lo primero que se nos pide cada día es la atención, la espera:
"Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue".
Heráclito
A vueltas con la vocación, con la llamada de Dios. Lo primero que se nos pide cada día es la atención, la espera:
Recojo esta anécdota que nos habla de la importancia de tener luz -la luz de la fe- para poder encontrar la verdad sobre nosotros mismos:
En la primera lectura de este domingo, segundo del tiempo ordinario, escuchamos la vocación de Samuel, el profeta. Por tres veces Dios llama al niño en medio de la noche, pero él confunde la voz de Dios con la del anciano Elí, hasta que éste le enseña que es Dios mismo quien le llama. ¡Qué importante es tener cerca personas que nos ayuden a reconocer la llamada de Dios en las circunstancias concretas de nuestra vida! Porque como dice el genial Chesterton: