sábado, 6 de junio de 2009

Himno a la Trinidad

¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!,
la Iglesia nos sumerge en tu misterio;
te confesamos y te bendecimos,
Señor Dios nuestro.

Como un río en el mar de tu grandeza,
el tiempo desemboca en hoy eterno,
lo pequeño se anega en lo infinito,
Señor, Dios nuestro.

Oh, Palabra del Padre, te escuchamos;
oh, Padre, mira el rostro de tu Verbo;
oh, Espíritu de amor, ven a nosotros;
Señor, Dios nuestro.

¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!,
haced de nuestras almas vuestro cielo,
llevadnos al hogar donde tú habitas,
Señor, Dios nuestro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu:
Fuente de gozo pleno y verdadero,
al Creador del cielo y de la tierra,
Señor, Dios nuestro. Amén.

Primeras vísperas de la Solemnidad de la Santísima Trinidad.

Trinidad e Iglesia

Interesante afirmación de Tertuliano, autor eclesiástico africano, que vivió entre el siglo II y III. La Iglesia es el cuerpo de la Trinidad, su realización histórica, contingente pero real:

"Pues allí donde hay tres, es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, allí está la Iglesia, que es el cuerpo de los tres".

Tertuliano, De baptismo, VI, 2.

es el cuerpo de los tres»6.

Contemplar la Trinidad

Domingo de la Santísima Trinidad. Misterio de unidad y de comunión. La unidad en la Iglesia -imagen de la Trinidad- no es uniformidad, sino comunión de personas diversas en la unidad del mismo amor. Y el mundo está llamado a convertirse en Iglesia. San Sergio, monje ruso del siglo XIV, escribe:

"Contemplando la Santísima Trinidad lograremos vencer la odiosa división del mundo".

San Sergio de Radonez.