miércoles, 25 de marzo de 2009

Fe y acción

Una más. San José, ejemplo de una humanidad vivida en presencia del Misterio, de una acción guiada por la fe. La justicia de José:

"José ha vivido a la luz del misterio de la Encarnación. No sólo con una cercanía física, sino también con la atención del corazón. José nos desvela el secreto de una humanidad que vive en presencia del misterio, abierta a él mediante los detalles más concretos de la existencia. En él no hay separación entre fe y acción. Su fe orienta de manera decisiva su acción. Paradójicamente, es actuando, asumiendo por tanto las propias responsabilidades, como mejor se aparta él, para dejar a Dios la libertad de llevar a cabo su obra, sin interponer obstáculos. José es un «hombre justo» (Mt 1,19), porque su vida está «ajustada» a la Palabra de Dios".

Benedicto XVI, Homilía en el rezo de Vísperas en la Basílica de María Reina de los Apóstoles (Yaundé), 18 marzo 2009.

La autoridad del menor sobre el mayor: José y Jesús

Hablando de la autoridad que José ejerció sobre Jesús recuerda el Papa, citando a Orígenes -autor eclesiástico de los siglos II y III-, que toda autoridad humana -y de modo especial el sacerdocio, que implica también la autoridad de Dios- debe ser ejercida como servicio, pues muchas veces es el menor el que tiene autoridad sobre el mayor:

"Al celebrar este sacramento en nombre y en la persona del Señor, no es la persona del sacerdote la que ha de ponerse en primer plano: él es un servidor, un humilde instrumento que señala a Cristo, porque Cristo mismo se ofrece en sacrificio para la salvación del mundo. «El que gobierne, pórtese como el que sirve» (Lc 22,26), dijo Jesús.

Y Orígenes ha escrito: «José entiende que Jesús era superior a él mientras le era sumiso, y a sabiendas de la superioridad de su menor, José le mandaba con temor y mesura. Que todos reflexionen: a menudo, una persona de menor valía es colocada por encima de gente mejor que él, y a veces ocurre que el inferior vale más que aquel que parece mandar sobre él. Cuando alguien que ha sido elevado en dignidad comprenda esto, ya no se hinchará de orgullo por su rango más alto, sino que sabrá que su inferior puede ser mejor que él, al igual que Jesús estaba sujeto a José» (Homilía sobre San Lucas, XX, 5, SC p. 287).

Benedicto XVI, Homilía en el rezo de Vísperas en la Basílica de María Reina de los Apóstoles (Yaundé), 18 marzo 2009.