lunes, 22 de noviembre de 2010

La auténtica mayoría en la Iglesia

En el mismo artículo de 1995 que citaba en la entrada anterior Ratzinger explica por qué Pablo VI hizo bien en escribir -contra el parecer de algunos miembros de la comisión que le aconsejaba- la encíclica Humanae Vitae, en 1968. Los argumentos del actual Papa son realmente interesantes:

"Una comisión, que da un parecer sobre la doctrina de la Iglesia, no debe en ningún caso representar la mayoría de los pareceres dominantes, sino la exigencia interior de la fe. La verdad no se decide por mayorías; el principio democrático termina frente a la cuestión de la verdad.

En la Iglesia, además, no cuenta sólo la sociedad actualmente presente. En ella los muertos no están muertos, porque en cuanto comunión de los santos va más allá de los confines del tiempo presente. El pasado no es pasado y el futuro, justamente por esto, es ya presente. Dicho con otras palabras: en la Iglesia no puede darse ninguna mayoría contra los santos, contra los grandes testigos de la fe que caracterizan toda la historia. Ellos pertenecen siempre al presente, y su voz no puede ser considerada minoritaria.

La responsabilidad ante la continuidad de la doctrina eclesial tenía, por eso, para Pablo VI una importancia mayor que una comisión de sesenta miembros, cuyo voto debía ciertamente tenerse en consideración, pero que no podía constituir la última instancia frente al peso de la tradición".

Joseph Ratzinger, 1995

La fe y el verdadero progreso

Interesante consideración del teólogo Ratzinger acerca de la fe como motor de verdadero progreso:

"La fe no es nunca una fórmula congelada del pasado, sino que representa siempre el verdadero progreso. Pues la fe va al encuentro de Cristo, que no es sólo el Alfa, sino también la Omega de la historia. Las obras de Cristo no van hacia atrás, sino hacia delante, dijo una vez San Buenaventura. La fe es siempre la auténtica novedad y tiene algo que decir en cada momento histórico; en cada época sabe hablar en su lengua. El milagro de Pentecostés no implica sólo la posibilidad sincrónica de las diversas lenguas y culturas de un periodo, sino también el milagro diacrónico, la fuerza de hablar en las lenguas de cualquier presente y futuro. Pero en tal desarrollo viviente permanece siempre la única fe en el único Señor".


Joseph Ratzinger, 1995

El trabajo a gusto

Gaudí era un genio, en todos los sentidos:

"Mal asunto cuando una ocupación se arrastra como trabajo forzado; compadezco a aquel que lo cumple por obligación... Una de las cosas más bellas de la vida es el trabajo a gusto".

Antonio Gaudí

martes, 16 de noviembre de 2010

De la idea a la obra

Escribe el autor de la Sagrada Familia:

"Un impulso, una fuerza debe acompañar toda idea para convertirla en obra".

Antonio Gaudí


La fuerza de Gaudí no era sólo su creatividad, sino la fe.

Espíritu y materia

Esta frase de Gaudí parecería banal, pero no lo es. Y sintetiza la obra de la Sagrada Familia:

"El espíritu domina la materia".

Antonio Gaudí

lunes, 15 de noviembre de 2010

Los tres grandes libros de Gaudí

La cita anterior me recuerda lo que dijo el Papa de Gaudí en la misa celebrada en la Sagrada Familia de Barcelona:

"En este recinto Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia".

Homilía en la Sagrada Familia, 7 noviembre 2010.

Un canto a varias voces

La expresión "Palabra de Dios" ha de ser entendida en sentido analógico, dice Verbum Domini, ya que Dios se comunica de muchos modos, el único Verbo se expresa con varias voces:

"Se ha hablado justamente de una sinfonía de la Palabra, de una única Palabra que se expresa de diversos modos: un canto a varias voces.

...Si bien es cierto que en el centro de la revelación divina está el evento de Cristo, hay que reconocer también que la misma creación, el liber naturae, forma parte esencialmente de esta sinfonía a varias voces en que se expresa el único Verbo.

De modo semejante, confesamos que Dios ha comunicado su Palabra en la historia de la salvación, ha dejado oír su voz; con la potencia de su Espíritu, habló por los profetas.

La Palabra divina, por tanto, se expresa a lo largo de toda la historia de la salvación, y llega a su plenitud en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios.

Además, la palabra predicada por los apóstoles, obedeciendo al mandato de Jesús resucitado: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación (Mc 16,15), es Palabra de Dios.

Por tanto, la Palabra de Dios se transmite en la Tradición viva de la Iglesia".

Exhortación postsinodal Verbum Domini, 7

Dios habla y responde a nuestras cuestiones

Nos recuerda el Papa que hay algo esencial en la vida: hemos de...

"... redescubrir algo que corremos el peligro de dar por descontado en la vida cotidiana: el hecho de que Dios hable y responda a nuestras cuestiones".

Exhortación postsinodal Verbum Domini, 4

La prioridad más grande

Hace unos días se publicó la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. Era un documento esperado desde hace dos años, cuando se celebró en Roma el Sínodo sobre la Palabra de Dios (2008). Ha merecido la pena la espera, pues el documento -amplio y profundo- contiene una preciosa síntesis sobre la Revelación y la Encarnación del Verbo. Recojo algunas afirmaciones:

"No hay prioridad más grande que esta: abrir de nuevo al hombre de hoy el acceso a Dios, al Dios que habla y nos comunica su amor para que tengamos vida abundante (cf. Jn 10,10)".

Exhortación postsinodal Verbum Domini, 2.