sábado, 21 de febrero de 2009

Lo que ha ardido ya nada tiene que temer del tiempo

Al final de la vida seremos juzgados sobre el amor. Y lo que se haya entregado amorosamente, lo que haya ardido en el amor es lo único que no perderemos, lo único que permanecerá para siempre, pues "fortis est ut mors dilectio" (el amor es fuerte como la muerte, es más fuerte que la muerte, cf. Cantar de los Cantares 8, 6). Lo dice también el poeta:

"Todo lo consumado en el amor
no será nunca gesta de gusanos...

... Abandona cuidados:
lo que ha ardido
ya nada tiene que temer del tiempo".

Ángel González, Antología poética, Alianza Editorial, Madrid 1996, 2ª ed., p. 137.