sábado, 12 de abril de 2014

Va a entrar el Rey de la Gloria

Comienza la Semana Santa. Con la liturgia del Domingo de Ramos entramos en los misterios centrales de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Recordemos la invitación que nos hacía Benedicto XVI en 2007:

"El Salmo 24 [23], que habla de la subida [a Jerusalén], concluye con una liturgia de entrada ante la puerta del templo: Portones, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas, va a entrar el rey de la gloria.

En la antigua liturgia del Domingo de Ramos el sacerdote, al llegar ante la iglesia, tocaba fuertemente con la cruz de la procesión contra el portón, que todavía estaba cerrado y que en ese momento se abría. Era una bella imagen del misterio del mismo Jesucristo que, con la madera de su cruz, con la fuerza de su amor, tocó desde el lado del mundo a la puerta de Dios; del lado de un mundo que no lograba acceder a Dios. Con la cruz, Jesús ha abierto de par en par la puerta de Dios, la puerta entre Dios y los hombres. Ahora está abierta.

Pero el Señor también toca desde el otro lado con su cruz: toca a las puertas del mundo, a las puertas de nuestros corazones, que con tanta frecuencia y en tan elevado número están cerradas para Dios. Y nos habla más o menos de este modo: si las pruebas que Dios en la creación te da de su existencia no lograr abrirte a Él; si la palabra de la Escritura y el mensaje de la Iglesia te dejan indiferente, entonces, mírame a mí, que soy tu Señor y tu Dios.

Este es el llamamiento que en esta hora dejamos penetrar en nuestro corazón. Que el Señor nos ayude a abrir la puerta del corazón, la puerta del mundo, para que Él, el Dios viviente, pueda venir en su Hijo a nuestro tiempo, llegar a nuestra vida".

Benedicto XVI, Domingo de Ramos 2007.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Escribir un "diario interior" de su Amor

Adviento, tiempo propicio para sorprender la visita de Dios, para registrar en una especie de "diario interior" los signos de su presencia:

¡Cuán a menudo nos hace percibir Dios un poco de su amor! Escribir -por decirlo así- un 'diario interior' de este amor sería una tarea hermosa y saludable para nuestra vida.

El Adviento nos invita y nos estimula a contemplar al Señor presente. La certeza de su presencia, ¿no debería ayudarnos a ver el mundo de otra manera?

¿No debería ayudarnos a considerar toda nuestra existencia como 'visita', como un modo en que él puede venir a nosotros y estar cerca de nosotros, en cualquier situación?”

Benedicto XVI

El silencio del Adviento

Hoy es primer domingo de Adviento. Escribió Benedicto XVI:

“El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos comenzando, nos invita a detenernos, en silencio, para captar una presencia.

Es una invitación a comprender que los acontecimientos de cada día son gestos que Dios nos dirige, signos de su atención por cada uno de nosotros".

Benedicto XVI

domingo, 13 de octubre de 2013

Sólo en Dios feliz

Hoy el Evangelio nos habla de gratitud. Sólo uno de los diez leprosos curados por Jesús volvió para darle gracias. Sólo él reconoció el don y, sobre todo, al dador. Como Ada Negri (1870-1945), que en este poema expresa su gratitud y su conciencia de la eterna juventud que sólo Dios hace posible:


Mi juventud

"No te he perdido. Te has quedado


en el fondo de mi ser. Eres Tú, pero otra eres:

sin fronda ni flor, sin la risa brillante

que tenías en el tiempo que no vuelve,

sin aquel canto. Otra eres, más bella.

Amas, y no esperas ser amada: ante

cada flor que se abre o fruto que madura,

o párvulo que nace, al Dios de los campos

y de las estirpes das gracias de corazón.

Año tras año, dentro de ti, fuiste cambiando

rostro y sustancia. Cada dolor más firme

te hizo: a cada huella del paso

del tiempo, tu linfa oculta y verde

opusiste, como remedio. Ahora miras la luz

que no engaña; en su espejo contemplas

la vida perdurable. Y permaneces

como una edad sin nombre: humana

entre las humanas miserias, pero viviendo

sólo de Dios y sólo en Dios feliz.
Oh juventud sin tiempo, oh siempre


renovada esperanza, yo te confío

a los que vendrán, para que en la tierra

vuelva a florecer la primavera, y en el cielo

nazcan las estrellas cuando se oculte el sol".


Ada Negri

domingo, 26 de mayo de 2013

La prueba de que somos hechos a imagen de la Trinidad

"La prueba más grande de que somos hechos a imagen de la Trinidad es ésta: solo el amor nos hace felices, porque vivimos en relación, y vivimos para amar y para ser amados".

Benedicto XVI

Dios es todo y solo Amor

Fiesta de la Trinidad. Misterio de Amor:

"Todo en el mundo proviene del amor, tiende al amor y se mueve impulsado por el amor.

Dios es amor, no en la unidad de una sola persona sino en la Trinidad de una sola sustancia: es Creador y Padre misericordioso; es Hijo Unigénito, eterna Sabiduría encarnada, muerto y resucitado por nosotros; es finalmente Espíritu Santo, que todo mueve, cosmos e historia, hacia la plena recapitulación final.
 

Las tres Personas son un solo Dios, porque el Padre es amor, el Hijo es amor, el Espíritu es amor. Dios es todo y solo amor, amor purísimo, infinito y eterno".

Benedicto XVI, 7 de junio de 2009

Con los otros, para los otros y en los otros

Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. No es un misterio abstracto, sino nuestro origen y nuestro destino. Y también el misterio real que explica cómo estamos hechos y cómo estamos llamados a relacionarnos. Escribía Benedicto XVI:

“¡Cómo cambiaría el mundo si en las familias, en las parroquias y en toda otra comunidad las relaciones se vivieran siguiendo siempre el ejemplo de las tres Personas divinas, en donde cada una vive no solo con la otra, sino para la otra y en la otra!”.

Benedicto XVI, 25 de noviembre de 2009

domingo, 5 de mayo de 2013

Comparemos estas dos madres...

Más sobre María y la Iglesia, ambas madres:

"¡Alégrese en este día la Iglesia de Cristo, que a semejanza de la bienaventurada Virgen María se encuentra enriquecida por obra del Espíritu Santo y se convierte en madre de una progenie divina! ¡Ved cuántos hermanos, que se unen a otros muchos, os da en esta sola noche su seno virginal y fecundo! Comparemos, si queréis, estas dos madres, cuya maternidad fortalecerá nuestra fe.

El Espíritu cubrió a María con su sombra, y su bendición hace lo mismo con la Iglesia en la fuente bautismal.
María concibió a su Hijo sin pecado, y la Iglesia destruye todo pecado en aquellos que ella regenera.
Por María nació Aquel que estaba en el principio, por la Iglesia renace el que pereció en el principio.
La primera ha dado a luz para pueblos numerosos, la segunda da a luz estos pueblos.
Una, permaneciendo virgen, nos ha dado a su Hijo; otra, por este Hijo, que es su Esposo virginal, no cesa de dar a luz..."

De un Sermón de Pascua atribuido a San Cesáreo de Arlés.

Día de la Madre... Iglesia

Hoy celebramos el día de la madre. Estamos además comenzando el mes de mayo, tradicionalmente dedicado a María, Madre de Dios y madre nuestra. Recojo este precioso texto de Gertrude von le Fort, en que describe la maternidad de María, que se prolonga en la maternidad de la Iglesia:

"En el momento en que María parece haber acabado completamente su vida de madre de Cristo, se convierte en realidad en la madre común de todos los cristianos. Y entonces tiene lugar por segunda vez el saludo del ángel: ¡Todas las generaciones te proclamarán bienaventurada! María ya no será nombrada más en el Evangelio, pero los Hechos de los Apóstoles nos la mostrarán en la actitud en que la pintará más tarde el gran arte de Occidente, reunida con los discípulos en Jersusalén para esperar la efusión del Espíritu. En María, al pie de la cruz, se había realizado por segunda vez la bendición de la salvación evangélica; en la mañana de Pentecostés, por segunda vez, ella es visitada por el Espíritu Santo. La Madre de Cristo se convierte en la gran figura materna de la Iglesia-Madre".

Gertrude von le Fort, La Femme eternelle, p. 149.

martes, 23 de abril de 2013

La elocuencia misma de Jesús

Me dicen mis amigos que últimamente no escribo en el blog. Es cierto. Pero afortunadamente la cosa tiene arreglo.

Estoy leyendo Los miserables, de Víctor Hugo, y he quedado sorprendido del libro primero, en el que el autor presenta la figura excepcional del obispo Myriel, protagonista del gesto de misericordia que cambiará la vida de Jean Valjean. Recojo algunas citas. Hablando de las visitas pastorales del obispo y de cómo se dirigía a sus fieles dice el autor:

"En estos viajes era indulgente y piadoso, y predicaba menos que conversaba... Hablaba así, grave y paternalmente; a falta de ejemplos, inventaba parábolas: iba derecho al fin que se proponía, con pocas frases y muchas imágenes, que era la elocuencia misma de Jesús, convencida y convincente".

Víctor Hugo, Los miserables, Planeta 2012, pp. 12-13.

Te seguimos y buscamos tu rostro

De los Laudes de hoy:

"Los que en ti confían
no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro".

domingo, 27 de enero de 2013

Palabras vivas

En el Evangelio de hoy Jesús, tras proclamar en la sinagoga de Nazaret un pasaje de Isaías, dice: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". En Jesús se han cumplido las antiguas profecías, pero también "hoy" la Palabra se cumple entre nosotros, porque es la Palabra de Cristo Resucitado, porque el Espíritu Santo la hace acontecer, tocando los corazones. Todo esto lo hace Dios. Pero hay también algo que depende de nosotros, como escribe genialmente Péguy:

"Jesús no nos ha dado unas palabras muertas, que tengamos que guardar en pequeñas cajas (o en grandes), y que tengamos que conservar en aceite rancio como momias de Egipto.

Jesucristo no nos entregó palabras en conserva para guardar, sino que nos entregó palabras vivas para alimentar.

Las palabras de la vida, las palabras vivas no pueden conservarse sino vivas.

Alimentadas vivas, alimentadas caldeadas, cálidas en un corazón viviente.

Como Jesús tomó, se vio forzado a tomar cuerpo, a revestirse de carne para pronunciar estas palabras (carnales) y para hacerlas oír, para poderlas pronunciar, así nosotros, que somos de carne, debemos aprovecharlo, para conservarlas, para calentarlas, para alimentarlas en nosotros vivas y carnales.

Como una madre carnal alimenta y calienta sobre su pecho a su recién nacido, así debemos alimentar, tenemos que alimentar en nuestro pecho, con nuestra carne y con nuestra sangre, con nuestro corazón, las Palabras carnales, las Palabras eternas, temporalmente pronunciadas.

Milagro de milagros, depende de nosotros, débiles y carnales, el hacer vivir y alimentar y conservar vivas en el tiempo esas palabras pronunciadas vivas en el tiempo. Esas palabras que sin nosotros caerían descarnadas”.

Charles Péguy, El pórtico del misterio de la segunda virtud, Encuentro 1991, pp. 77-79.

lunes, 21 de enero de 2013

Belleza y misión

En el diario italiano Avvenire leo una entrevista a un anciano sacerdote al que he tenido la gracia de conocer, el padre Romano Scalfi, fundador del Centro Russia Cristiana, dedicado a la evangelización de Rusia, especialmente en los duros años del comunismo. Entresaco estas palabras suyas, en respuesta a la pregunta sobre cómo ayudar hoy a descubrir el Misterio:

"Por medio de la belleza. La belleza es lo primero que hace falta para la misión, especialmente hoy, en que predomina una razón reducida. La belleza hiere el corazón, la belleza contagia. Y la liturgia debe ser bella, pero sin necesidad de inventarse nada. Lo eternamente 'nuevo' es Cristo. Y la obra del sacerdote no es una técnica, es vida. Lo único que hace falta es que estemos enamorados de Cristo. Si un sacerdote hace una homilía de una hora, es evidente que le falta el criterio de la belleza. Porque el centro, el corazón de la Misa es la Eucaristía, es Cristo. Se trata simplemente de volver al centro. Lo demás es secundario. Conozco curas buenos y laboriosos, que se creen llamados al asistencialismo, o a la sociología o a la moral. No, es más sencillo: hemos de estar enamorados de Cristo. San Juan Crisóstomo dijo que basta un cristiano ferviente para cambiar un pueblo".

Padre Romano Scalfi, entrevista en Avvenire, 19 enero 2013.

sábado, 19 de enero de 2013

El vino más bello

El Evangelio de este domingo es el de las bodas de Caná. Jesús, a petición de María, su Madre, acude en ayuda de los novios, convirtiendo una gran cantidad de agua en vino. Benedicto XVI pronunció estas palabras en respuesta a unos novios que le planteaban la dificultad que para ellos suponía la promesa del "para siempre":

"El primer vino que se sirve es estupendo: es el enamoramiento. Pero no dura hasta el final: debe venir un segundo vino, es decir, debe fermentar y crecer, madurar.

Un amor definitivo que llega a ser el segundo vino que es más bello, mejor, mejor que el primero. Y esto es lo que debemos buscar".

Benedicto XVI, Encuentro Mundial de las Familias, Milán 2012.

Tu tierra tendrá marido

Recojo la primera lectura de este domingo, segundo del tiempo ordinario. Es de una gran belleza, y muy consolador, el modo en que el profeta habla a Israel, que somos tú y yo:

"Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria; 
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo".

Isaías 62, 1-5

lunes, 14 de enero de 2013

El "yo" brota del "tú"

Decía Nietzsche que "el tú es anterior al yo". Y es verdad en muchos sentidos. Tanto en el creatural como en el psicológico. El teólogo suizo von Balthasar lo explica maravillosamente en algunos de sus escritos. La primera experiencia es la del ser, ser amado, nutrido y protegido, sin distinción de 'tú' y 'yo'. El niño experimenta la bondad de ser, de existir, dependiente del seno materno. Y sólo comenzará a tener conciencia de sí, de su 'yo', frente a la sonrisa de su madre, que será -junto con el padre- el primer "rostro" de Dios. ¡Qué gran don y qué responsabilidad para los padres!

"Su yo [el del niño] brota de la experiencia del tú: con la sonrisa de la madre, gracias a la cual él experimenta que se encuentra insertado, afirmado, amado en algo que incomprensiblemente lo rodea, algo real, y que lo guarda y lo alimenta.

El cuerpo contra el que se estrecha, como una almohada suave, caliente, nutricia, es una almohada amorosa en la que se puede refugiar porque ya antes había sido su refugio. El despertar de su conocimiento es algo tardío en comparación con este misterio abisal que lo precede en una perspectiva incalculable. La conciencia ve limitadamente lo que estaba allí desde hacía tiempo y, por tanto, sólo lo puede confirmar. Un buen día se despierta una luz soñolienta como luz vigilante que se reconoce a sí misma. Pero se despierta al amor del tú, igual que en el seno del tú había antes dormido. La experiencia de la entrada consciente en una realidad que te protege y te abraza, deja algo que no podrá superar la conciencia posterior que crece y madura.

Es natural, pues, que el niño vea lo absoluto, perciba a 'Dios' en su madre y en sus procreadores, y que sólo en un segundo y tercer estadio tenga que aprender a distinguir el amor a Dios del amor experimentado".

Hans Urs von Balthasar, Gloria. Una estética teológica. Vol. 5. Metafísica. Edad Moderna, Encuentro, Madrid, pp. 565-566.

Oración de San Clemente

Leo esta preciosa oración de uno de los primeros papas de la Iglesia, Clemente de Roma. Está llena de resonancias bíblicas:

"Haz que esperemos en tu nombre,
tú que eres el origen de todo lo creado;
abre los ojos de nuestro corazón,
para que te conozcamos a ti,
el solo altísimo en las alturas,
el santo que reposa entre los santos;
que terminas con la soberbia de los insolentes,
que deshaces los planes de las naciones,
que ensalzas a los humildes
y humillas a los soberbios,
que das la pobreza y la riqueza,
que das la muerte, la salvación y la vida,
el solo bienhechor de los espíritus
y Dios de toda carne;
tú que sondeas los abismos,
que ves todas nuestras acciones,
que eres ayuda de los que están en peligro,
que eres salvador de los desesperados,
que has creado todo ser viviente y velas sobre ellos;
tú que multiplicas las naciones sobre la tierra
y eliges de entre ellas a los que te aman
por Jesucristo, tu Hijo amado,
por quien nos has instruido, santificado y honrado".

De la Carta de San Clemente de Roma a los Corintios