sábado, 17 de diciembre de 2011

A la zaga de Dios

Leyendo la anterior entrada podríamos pensar que el poeta exagera, que ha dejado de lado algunos aspectos cantados por la poesía que no tienen nada que ver con Dios. Pero sigamos escuchándole:

"No nos engañemos, no creamos que hay desvíos. No hay que pensar en fray Luis, ni en San Juan de la Cruz, ni en Hopkins, ni en Péguy, ni en Rilke. A través de la belleza de la mujer va a Dios -triste y grande, como un día de verano- el luminoso Renacimiento. Y a Dios busca en la complicación, en la maravilla o en la perfección nunca saciada el complicado barroquismo. Y el romántico, sombrío o exótico, entre imprecaciones o entre risas, con el alma torturada, a la zaga de Dios va también. Pero, ¿a quién, sino a Él, buscaba, tan ciego, tan turbio, el superrealismo contemporáneo, al bucear otra vez en los subterráneos de nuestra personalidad".

Dámaso Alonso, En busca de Dios, 1945.

Toda poesía es religiosa

La afirmación que da título a esta entrada del blog no es mía, sino de uno de los grandes de la poesía española, Dámaso Alonso:

"Toda poesía es religiosa. Buscará unas veces a Dios en la Belleza. Llegará a lo mínimo, a las delicias más sutiles, hasta el juego, acaso. Se volverá otras veces, con íntimo desgarrón, hacia el centro humeante del misterio, llegará quizá a la blasfemia. No importa. Si trata de reflejar el mundo, imita la creadora actividad. Cuando lo canta con humilde asombro, bendice la mano del Padre. Si se revuelve, iracunda, reconoce la opresión de la poderosa presencia. Si se vierte hacia las grandes incógnitas que fustigan el corazón del hombre, a la gran puerta llama. Así va la poesía de todos los tiempos a la busca de Dios".

Dámaso Alonso, En busca de Dios, 1945.