Leo una consideración interesante en Ortega:
"No se crea por esto que soy de temperamento conservador y tradicionalista. Soy un hombre que ama verdaderamente el pasado. Los tradicionalistas, en cambio, no le aman; quieren que no sea pasado, sino presente. Amar el pasado es congratularse de que efectivamente haya pasado, y de que las cosas, perdiendo esa rudeza con que al hallarse presente arañan nuestros ojos, nuestros oídos y nuestras manos, asciendan a la vida más pura y esencial que llevan en la reminiscencia".
José Ortega y Gasset, Paisajes, Cegal 1983, p. 9.
viernes, 9 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)