jueves, 18 de diciembre de 2008

Unas pocas cosas fundamentales

Sigo con Marañón y las condiciones del verdadero saber:

"Cuando el hombre actual escapa de la prisión de la vida cotidiana y se hace libre, es decir, cuando se encuentra a sí mismo, no encadenado a un ritmo, sino flotando en el Universo, como ocurre en los grandes viajes, en las largas enfermedades, en la prisión o en el destierro, entonces, se da cuenta de que el saber no es oír o leer cosas nuevas, sino trabajar profundamente unas pocas cosas fundamentales, amasándolas, como la harina del pan, con el específico fermento de la meditación. Y esta noble actividad exige, para problemas mínimos, semanas enteras".

Gregorio Marañón, Ensayos liberales, Espasa Calpe, 2ª ed., 1947, p. 117.

Sobre el necesario equilibrio entre meditación y acción

Esta mañana he comprado varios libros en una librería de segunda mano y ocasión. Entre ellos los Ensayos liberales de D. Gregorio Marañón. En un capítulo en que trata de la influencia de la prensa diaria en la cultura encuentro estas líneas:

"...Creo que no se pueden negar los hechos siguientes: primero, que la Prensa diaria produce en el mundo de los lectores una tendencia excesiva a la acción, con detrimento de la meditación, lo cual es gravísimo. Fíjate que, en el fondo, el proceso de la cultura descansa en un equilibrio entre meditación -es decir, razón- y acción. Los hombres en verdad cultos, como los pueblos cultos, son aquellos cuya acción emana, serenamente, de un razonamiento. Si la acción surge de un instinto -la meditación suprimida- el hombre es un bruto; si la acción surge de una pasión -que es la prolongación humana del instinto, todavía teñida de animalidad- el hombre es un bárbaro.

Ahora bien, la meditación es una incubación y requiere necesariamente tiempo, y no sólo tiempo en cantidad, sino libertad de tiempo; esto es, el tiempo que se necesite, poco o mucho, sin un ritmo necesariamente impuesto desde fuera. Lo contrario de esto es el martilleo metódico, regular, que ejerce el periódico sobre los espíritus. La meditación es esencialmente aperiódica".

Gregorio Marañón, Ensayos liberales, Espasa Calpe, 2ª ed., 1947, pp. 116-117.