"Para mantener vivo en un niño su innato sentido del asombro, sin contar con ningún don concedido por las hadas, se necesita la compañía de al menos un adulto con quien poder compartirlo, redescubriendo con él la alegría, la expectación y el misterio del mundo en que vivimos".
R. Carson, El sentido del asombro, Encuentro 2012, p. 28.
sábado, 9 de junio de 2012
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