lunes, 8 de febrero de 2010

Educación e instrucción

Sigue hablando Chesterton, explicando la necesidad de la presencia y dedicación de los padres para que el niño reciba educación y no sólo instrucción:

"Si la educación ética y cultural fuera realmente un asunto trivial y mecánico, sería posible que la madre la impartiera con precipitación, como si se tratara de una rápida rutina, antes de irse al negocio más serio de servir a un capitalista a sueldo. Si la educación no fuera nada más que instrucción, podría instruir brevemente a sus niños en las tablas de multiplicar antes de remontarse a esferas más elevadas y nobles como servidora de una Fundación Filantrópica de Leche o como secretaria de una Cooperativa Farmacéutica. Sin embargo, la mente moderna está constantemente asegurándonos que la educación no es instrucción; está constantemente insistiendo en que no es un ejercicio mecánico, y que de ninguna manera debe ser un ejercicio abreviado. Es algo que se imparte a todas horas. Es algo que debe cubrir todos los temas. Pero si debe impartirse a todas horas, no puede ser decuidada en las horas del negocio comercial. Y si el niño ha de tener libertad de cubrir todos los temas, los padres deben tener igualmente la libertad de cubrir todos los temas".

G. K. Chesterton, El amor o la fuerza del sino, Rialp, 2000, 4ª ed., pp. 193-194.

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