La estética y la moral son inseparables. La vida no es verdaderamente bella si no es también amiga de la virtud, como recuerda este teólogo dominico citando al gran Agustín:
"San Agustín consideraba que vivir en la virtud era vivir musicalmente, estar en armonía. Amar al prójimo era, según decía, 'guardar el orden musical'. La gracia es gratuidad, y la vida que se vive en la gracia es bella".
Timothy Radclife.
sábado, 31 de enero de 2009
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