martes, 13 de enero de 2009

No es posible privarse del Misterio

Ser hombre es vivir a las puertas del Misterio, asomado a él o suspendido en él, como queráis. No es posible privarse de él. Todo es Misterio y sólo la vibración que éste produce en el alma atenta hace amable el vivir. Lo dice genialmente el escritor francés León Bloy en el prólogo de un estupendo y muy poco conocido libro. Prometo hacer referencia a esta obra próximamente:

"No es posible privarse del Misterio cuando se está hecho a imagen y semejanza de Dios. Se puede vivir sin pan, sin vino, sin techo, sin amor, sin felicidad; pero no se puede vivir sin el Misterio. La naturaleza humana lo exige.

Ah, bien sé yo que hay muchos animales llamados racionales que parecen haber vivido sesenta u ochenta años, y a los que un día se les lleva al cementerio sin que jamás hayan logrado salir de la nada. Muchos de ellos hasta han sido famosos en su viaje 'del útero al sepulcro'. Es considerable el contingente que ofrece la Sorbona, la Academia, el Parlamento. Distinguida multitud que ignora el tormento del Misterio. Hombres que se contentan con las realidades aparentes y para quienes no existe todo lo demás.

Pero los verdaderos hombres, los verdaderos vivos, los que no han recibido sus almas en vano, sufren y lloran como seres abandonados mientras no encuentran a la Iglesia, que guarda la llave de todos los misterios".

León Bloy, del prólogo a P. van der Meer, Nostalgia de Dios, Desclée de Brouwer, 1948, p. 7-8.

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