Concluye el Papa tras escuchar la Misa en do menor de Mozart:
"Rezamos al buen Dios para que te dé, querido Georg, aún años buenos en que puedas seguir viviendo la alegría de Dios y la alegría de la música, y en los que puedas servir aún a los hombres como sacerdote. Y le pedimos que nos permita a todos, un día, entrar en el concierto celeste, para experimentar definitivamente la alegría de Dios.
Espero que la espléndida música que hemos escuchado, en el contexto único de la Capilla Sixtina, contribuya a profundizar nuestra relación con Dios, sirva para reavivar en nuestro corazón la alegría que brota de la fe, para que cada uno llegue a ser testigo convencido en su propio ambiente cotidiano".
Benedicto XVI, sábado 17 enero 2009.
martes, 20 de enero de 2009
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