jueves, 22 de enero de 2009

Dios lo puede todo, salvo...

Harto de ya de idas y venidas de autobuses ateos o cristianos leo esta noche unas páginas que me hacen respirar. Dios no sólo no impide la felicidad humana, sino que nos respeta tanto como para permitir que lo neguemos, hasta en la forma más radical. Si el hombre fuera dios no permitiría la existencia de ateos -con autobús o sin él-, pero Dios asume hasta sus últimas consecuencias -el Amor crucificado- nuestra existencia en libertad:

"El hombre, ser personal, constituye el apogeo de la creación. Con él, la omnipotencia de Dios suscita una novedad radical. No es un reflejo muerto o una marioneta, sino una libertad que puede decidirse contra Dios, excluirle de su propia creación, comprometer su terminación.

En el colmo de la omnipotencia creadora -pues sólo el Amor vivificante puede crear un viviente libre- se inscribe el riesgo. La omnipotencia se consuma limitándose. En el propio acto creador Dios se limita de alguna manera, se retira, para dar al hombre el espacio de la libertad.

El summum de la omnipotencia encubre, así, una paradójica impotencia. Porque ese summum es el amor, y Dios lo puede todo salvo obligar al hombre a amarle".

Olivier Clément, Sobre el hombre, Encuentro 1983, p. 53-54.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que increíble! Dios lo puede todo menos obligarme a amarle!! Que exaltación de mi libertad. Es verdad, por eso Dios no me quita nada, sino que me lo da todo. Que alegría ser libre así.

Ruth

Anónimo dijo...

¡Qué gran misterio es la libertad!La capacidad que Dios nos da de llegar a ser uno con Él depende de un pequeño sí, que deseo poder dar siempre, como la Virgen.
PauCarr