«Homo capax Dei», decían los antiguos. El ser humano es "capaz de Dios", es decir, su capacidad, su plenitud es Dios. Por eso sólo Él corresponde a nuestro deseo, a nuestra urgencia. Léon Bloy escribía:
«¡Un alma a la que Dios asedia con toda su potencia!, ¿cabe imaginar algo más bello?»
L. Bloy, Mi diario (1896-1900).
domingo, 5 de febrero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario