domingo, 5 de febrero de 2012

Eterna santa tristeza

Estos días he escuchado de nuevo de labios de un amigo la excepcional frase de Dostoievsky que habla de la grandeza de nuestro corazón, que no puede contantarse con cosas mezquinas, porque está hecho para el infinito:

«Había sabido pulsar en el corazón de su amigo las cuerdas más profundas y provocar en él la primera sensación, aún indefinida, de aquella eterna santa tristeza que algunas almas elegidas, tras haberla gustado y conocido, no cambiarán nunca por una satisfacción barata».

F. Dostoievsky, Los demonios.

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