lunes, 6 de junio de 2011

En torno a la Ascensión: "Un nuevo modo de presencia"

Frente a lo que leíamos en la entrada anterior -en el poema de León Felipe-, podemos encontrar en estas palabras del papa Benedicto XVI la auténtica comprensión del misterio de la Ascensión del Señor. ¡Qué consolador resulta saber que no estamos solos frente a una tarea que resultaría irrealizable sin Jesús!:

"Lucas nos dice que los discípulos estaban llenos de alegría después de que el Señor se había alejado de ellos definitivamente. Nosotros nos esperaríamos lo contrario. Nos esperaríamos que hubieran quedado desconcertados y tristes. El mundo no había cambiado, Jesús se había separado definitivamente. Habían recibido una tarea aparentemente irrealizable, una tarea que superaba sus fuerzas. ¿Cómo podían presentarse ante la gente en Jerusalén, en Israel, en todo el mundo, diciendo: Aquel Jesús, aparentemente fracasado, es sin embargo el Salvador de todos nosotros?

Todo adiós deja tras de sí un dolor. Aunque Jesús había partido como persona viviente, ¿cómo es posible que su despedida definitiva no les causara tristeza? No obstante, se lee que volvieron a Jerusalén llenos de alegría y alababan a Dios. ¿Cómo podemos entender nosotros todo esto?

En todo caso, lo que se puede deducir de ello es que los discípulos no se sienten abandonados; no creen que Jesús se haya como disipado en un cielo inaccesible y lejano. Evidentemente, están seguros de una presencia nueva de Jesús. Están seguros de que el Resucitado (como Él mismo había dicho, según Mateo), está presente entre ellos, precisamente ahora, de una manera nueva y poderosa. Ellos saben que 'la derecha de Dios', donde Él está ahora 'enaltecido', implica un nuevo modo de su presencia, que ya no se puede perder; el modo en que únicamente Dios puede sernos cercano.

La alegría de los discípulos después de la 'ascensión' corrige nuestra imagen de este acontecimiento. La 'ascensión' no es un marcharse a una zona lejana del cosmos, sino la permanente cercanía que los discípulos experimentan con tal fuerza que les produce una alegría duradera".

Benedicto XVI, Jesús de Nazaret II.

1 comentario:

Paco dijo...

Hola.

Me ha gustado esta reflexion, así como la contraposición al poema de León Felipe, que no cree en la presencia real de Cristo entre nosotros hoy (quien dijo a los apóstoles que estaría con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo); lo que nos da esperanza.

Saludos,

Paco