viernes, 6 de febrero de 2009

¿Por qué no puedo contentarme?

Nueva cita de Nostalgia de Dios. Es esta una de sus páginas más densas y dramáticas. ¿Nos torturamos en vano? ¿Es posible cancelar la pregunta que nos quema?:

"Me levanté y me acerqué a la ventana. Oprimían mi corazón demasiados deseos. Contemplé la oscuridad nocturna y luego las estrellas en lo alto.

- El hombre es un ser absurdo. Siento las tinieblas impenetrables en torno nuestro, y sin embargo quiero ver. ¿Por qué no puedo contentarme con lo que tengo ante mí, tangible, limitado, real? ¿Por qué invoca mi espíritu al Infinito, a la Eternidad? No puedo pensar en el Fin, y el Infinito es como un abismo en el que cae una piedra que nunca jamás alcanzará el fondo. Una y otra cosa son inconcebibles para mi razón. Es locura sondear los abismos, esperando encontrar la respuesta en sus profundidades... Perdemos el tiempo. Y, sin embargo, ¿acaso es culpa mía si las preguntas se levantan en mí como tempestades, si busco una solución que me satisfaga plenamente?

El espectáculo de este cielo estrellado sobre nuestra tierra me trastorna. ¿Cuántos hombres han gritado como yo su angustia en las innumerables noches de millares y millares de años, desde que fueron encendidos estos soles en la primera noche del universo? Y nadie ha escuchado palabras liberadoras... Y es lo más espantoso y grotesco de todo, que es muy posible que no existan los misterios, y que nos estemos torturando en vano. El universo, la humanidad, no son quizá más que accidentes de la materia. Pero lo más terrible es que tenemos conciencia de ello, que pensamos"...

P. van der Meer, Nostalgia de Dios, Desclée de Brouwer, 1948, p. 34.

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