martes, 10 de febrero de 2009

Explicaciones a medias

Tras las anteriores consideraciones Martín Descalzo señala la necesidad de no cerrar en falso la herida contentándonos con explicaciones parciales del misterio del dolor:

"Será bueno reconocer que sabemos muy poco de la naturaleza del dolor y menos aún de su por qué. Podemos, es cierto, dar algunas respuestas teóricas o intentar resolverlo con mentiras piadosas...

Creo que nosotros, cristianos, debemos ser tremendamente prudentes al intentar responder a estas preguntas que, de hecho, hoy están destrozando el alma de casi media humanidad. ¿Quién puede ignorar que un altísimo porcentaje de crisis de fe se produce, precisamente, al encontrarse con el topetazo del dolor o de la muerte? ¿Cuántos millares de personas -sinceras, honestas- se vuelven hoy a Dios para gritarle por qué ha tolerado el dolor o la muerte de un ser querido, si Él es, como siempre les han predicado, un Padre bueno y cariñoso?

Dar explicaciones a medias es casi siempre contraproducente y sería preferible que, ante estos porqués, los cristianos empezásemos por confesar sencilla y humildemente lo que decía Juan Pablo II en su encíclica sobre el dolor: confesar que el sentido del sufrimiento es un misterio, que somos conscientes de la insuficiencia e inadecuación de nuestras explicaciones".

José Luis Martín Descalzo, "Reflexiones de un enfermo en torno al dolor y la enfermedad", en Los enfermos terminales. La unción de enfermos, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 2001, p. 60.

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