martes, 10 de febrero de 2009

Acabó convirtiendo el dolor en redención...

Advierte el autor del error de intentar justificar la supuesta bondad del dolor. En sí mismo el dolor es -como decía Theilhard de Chardin- "oscuro y repugnante". Pero hay una posible redención del dolor, como muestra Cristo:

"Me parece a mí que, al hacer esas afirmaciones, se confunden tres cosas: lo que es el dolor en sí; lo que se puede sacar del dolor; y aquello en lo que el dolor puede acabar convirtiéndose con la gracia de Dios. Lo primero es y seguirá siendo horrible. Lo segundo y lo tercero pueden llegar a ser maravillosos...

Cristo mismo lo dejó bien claro en su vida: nunca entonó cánticos al dolor, jamás ofreció florilegios sobre la angustia, no 'fue' hacia el dolor como hacia un paraíso. Al contrario: se dedicó en los demás a combatir el dolor, y, en sí mismo, lo asumió con miedo, entró en él temblando, pidió, mendigó al Padre que le alejara de él y sólo lo asumió porque era necesario, porque era la voluntad de su Padre. Y entonces fue cuando acabó convirtiendo el dolor en redención".

José Luis Martín Descalzo, "Reflexiones de un enfermo en torno al dolor y la enfermedad", en Los enfermos terminales. La unción de enfermos, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 2001, p. 63.

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