lunes, 1 de diciembre de 2008

Mi primer encuentro con el misterio

Hoy he recordado una página de Olivier Clément, de su estupendo libro El otro sol. Hace referencia a una experiencia vivida en su infancia, la inolvidable vivencia de su primer contacto con el misterio. ¿Quién no recuerda experiencias semejantes, por desgracia cada vez más infrecuentes?:

"Cuando caía la tarde -excepto durante el verano, en el que la gente se instalaba en la calle para hablar con los vecinos-, no se encendía la lámpara de petróleo o la electricidad. Toda la familia se sentaba en la misma habitación delante de un fuego de cepas. Llegada la noche, todos se callaban y ponían las manos rugosas sobre las rodillas. Sólo el fuego... Ahí he vivido mi primer encuentro con el misterio. El silencio, la noche, la llama, el absoluto abandono. Y de pronto, cuando la oscuridad se hacía densa y opresora, la luz como una resurrección, la algarabía de la vida; todos se atareaban para la cena, después sería la velada laboriosa y agradable".

O. Clément, El otro sol, Narcea 1983, p. 13.

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