domingo, 22 de mayo de 2011

Una belleza que conquista el corazón

Benedicto XVI conversa con el astronauta italiano, al que entregó una medalla antes de partir hacia la misión espacial.

PREGUNTA DEL PAPA

La exploración del universo es una aventura científica fascinante. Sé que habéis estado instalando nuevos equipos para avanzar en la investigación científica y el estudio de la radiación que procede del espacio exterior. Pero creo que es también una aventura del espíritu humano, un poderoso estímulo para reflexionar sobre los orígenes y sobre el destino del universo y de la humanidad. Los creyentes contemplan con frecuencia los cielos ilimitados y, meditando en el Creador, quedan impresionados por el misterio de su grandeza. Por este motivo, la medalla que le entregué a Robert [Vittori] como signo de mi propia participación en vuestra misión, representa la Creación del Hombre, pintada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. En medio de vuestro intenso trabajo e investigación, ¿os habéis detenido para reflexionar sobre esto o incluso para elevar una oración al Creador? ¿O será más fácil para vosotros pensar en todo esto cuando hayáis regresado a la Tierra?

--Roberto Vittori (Italia): Santidad, vivir abordo de la Estación Espacial Internacional, trabajar como astronauta en la nave Soyuz de la estación, es algo sumamente intenso. Pero todos tenemos la oportunidad, cuando llega la noche, de bajar la mirada a la Tierra: nuestro planeta, el planeta azul, es hermoso. Azul es el color de nuestro planeta, azul es el color del cielo, azul es también el color de las Fuerzas Aéreas Italianas, la organización que me dio la oportunidad de unirme a la Agencia Espacial Italiana y a la Agencia Espacial Europea. Cuando tenemos un momento para bajar la mirada, la belleza, que es el efecto en tres dimensiones de la hermosura del planeta, nos conquista el corazón, me conquista el corazón. Y entonces sí, rezo: rezo por mí, por nuestras familias, por nuestro futuro. Llevo conmigo su medalla y dejo que la medalla se quede flotando ante mí para demostrar la ausencia de gravedad. Debería darle las gracias por esta oportunidad y quiero que esta medalla flote por mi amigo y colega Paolo: él regresará a la Tierra en la nave Soyuz. Yo traje la medalla al espacio y él la llevará a la tierra para devolvérsela a usted.

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