domingo, 21 de marzo de 2010

Hacer temblar el corazón de Dios

En este domingo V de cuaresma hemos escuchado en el Evangelio el pasaje de Jesús y la adúltera. Como en las parábolas de la misericordia (oveja perdida, hijo pródigo...) en estas escenas se nos revela el corazón de Dios. Péguy se preguntaba por qué una oveja debe contar, en la balanza, igual que todas las demás juntas, e incluso por qué ha de importar más habiéndose escapado y creado más problemas. Y responde:

"Extraviándose, aquella oveja, igual que el hijo menor, hizo temblar el corazón de Dios. Dios temió perderla para siempre, verse obligado a condenarla y privarse de ella eternamente. Este miedo hizo brotar la esperanza en Dios y la esperanza, una vez realizada, provocó la alegría y la fiesta. Toda penitencia del hombre es la coronación de una esperanza de Dios".

Charles Péguy

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